Naturalizar los despidos por el «dice que»
Elio Albarenga, uno de los tres periodistas de la Agencia nacional informativa Telam en Formosa, que entiende fue despedido al igual que sus dos compañeros Juan “Coco” Altamirano y “Tito” Gandolfi al encontrarse con una suma indemnizatoria en sus cuentas sueldo, pero sin ser notificados de la cesantía, expuso su punto de vista de la triste situación que atraviesan y que pone el cierre a la delegación local.
“_Son todos ñoquis, es un plan de modernización, habían demasiado, no cumplían sus funciones…_ son las frases que se escuchan cada vez que se quiere justificar un despido.
En estos dos años y medio de esta nueva gestión, muchos trabajadores estatales fueron despedidos, y a muchos ni se les avisaba, no había telegrama, ni mail, ni llamado para decirles que se quedan sin el pan para llevar a casa, simplemente algunos llegaban a sus puestos laborales y había policías «con listas» que les decían «vos entras, vos no». Así se enteraban que eran despedidos, del modo más perverso.
Por estas horas y días que pasan, desde la alegría del mundial a la tristeza de saber que hay cientos de familias, compañeros de trabajo que están siendo despedidos y otros cientos que no sabemos qué va a pasar: ya ses por el silencio y grado de cinismo que hay por parte de quienes deben decirte si estas en la calle o no. Con el agravante de ver en los medios como algunos, destratan, manipulan y tergiversan la cuestión de los despidos.
Notamos que hemos involucionado en la discusión, al punto de tener que explicar que hay trabajadores con 30 años en el ejercicio de la profesión que son despedidos, porque si tenes 3, 4, 5 o hasta 8 años, sos de la gestión anterior (gobierno K) por ende sos «ñoqui», pero si tenes 1 o 2 años(gobierno M), sos parte de la modernización, y si tenes mas de 15?, está claro que esto no es más que parte de una receta para ajustar.
En lo personal, creo que en ese punto el Gobierno ganó la discusión y gran parte de la sociedad justifica un despido al decir «esta bien, era ñoqui»; sucede mucho cuando hablas o realizas entrevistas donde, lo primero que te preguntan es cuántos años tenes trabajando, para asociarlo directamente a que entraste en este o en el otro gobierno. Realmente hemos involucianado, algo muy triste en la vida cívica de una democracia.
Hoy, la incertidumbre nos domina: cientos no sabemos si seguiremos o seremos uno más en la lista de los miles de desempleados del país. Es muy estremecedor, como en minutos podes descender a lo más bajo de la valoración y estimación social, desempleado. Con la carga de ser, según tus empleadores, «ñoqui» o por tener un perfil de idea asociada a cierto sector político. Y es ahí cuando deberíamos hablar de persecución política, pero no. Al trabajar tanto en la subjetividad de las personas, todo se relativiza, de todo se descree al punto en que se justifica ese despido.
Para entender, los despidos no responden a ninguna evaluación que dé cuenta de algún mal desempeño por parte de los despedidos, *es ajuste*, más claro imposible.
Hoy, quienes son víctimas de la «modernización», no son ñoquis, son víctimas porque son inocentes, no nos acostumbremos a naturalizar el que _»si pensas de esta o aquella manera mereces que te pase esto o aquello»_ .
*Esta nueva gestión tiene en su haber más de 30 mil despedidos en el Estado.*
Mi solidaridad para con los despedidos en el Estado y deseo que los cambios que sigue ejecutando este gobiernos dejen de ser un juego macabro más con los platos de comidas de los trabajadores”.