Moderno edificio para una escuela que educa a la niñez desde hace 121 años

Es moderno e imponente el nuevo edificio para la Escuela Provincial de Enseñanza Primaria N° 3 “Dr. Luís Sáenz Peña” que en vísperas de celebrar sus 121 años de vida institucional será sede este lunes 11 de marzo del acto central durante el cual se declara oficialmente iniciado el ciclo escolar 2019.
Fue creada por el Consejo Nacional de Educación el 12 de Marzo de 1898, encomendándose su organización a la señora Concepción Cottrina de González Leiva quien fue, además, la primera maestra del establecimiento.
Inicialmente funciono en el paraje denominado “El Potrero” distante a unos cincuenta metros de la planta urbana al sur, propiedad del ingeniero azucarero Pedro Bonaccio.
Las actividades comenzaron el 25 de Julio de 1898 con una sección de primer grado que contaba con cuarenta alumnos de ambos sexos, siendo la primera escuela de categoría mixta en el entonces Territorio Nacional de Formosa,
El 15 de Diciembre de 1920 la escuela se trasladó a un local propiedad del señor Juan Francisco Klix, mencionándose que los gastos de mantenimiento corrieron por cuenta de la Asociación Cooperadora y del Club de Madres.
Transcurrió el tiempo hasta que el 2 de Septiembre de 1992 se inauguró el edificio de calle Mitre esquina Hipólito Yrigoyen lugar donde funciono hasta hace un par de años cuando por decisión política del gobernador se recreó el proyecto del moderno edificio que se habilitara este lunes.
En el mismo lugar
Mantiene su ubicación, con acceso por la calle Bartolomé Mitre y distribuida espacialmente en casi media hectárea que abarca 50 metros sobre la calle Hipólito Irigoyen donde funciona ahora el jardín de infantes.
La estructura central se despliega sobre la calle Mitre, sobre unos 70 metros de longitud.
Según la evocación de egresados de la década del 60, todo lo que hoy es obra material en ésa época era un gran espacio verde donde los alumnos daban rienda suelta a sus ansias de recreación y divertimento.
El predio estaba circundado y protegido de los animales , sobre todo caballos y burros, cuya presencia era normal en las calles polvorientas de la ciudad, con mallas de alambre tejido..
Un portón metálico- ubicado a mitad de cuadra de la calle Mitre- constituía el punto de acceso a la escuela.Para llegar desde allí hasta el edificio en sí había que transitar por lo menos cuarenta metros.
El pasillo estaba bien definido y limitado por ladrillos puestos de punta, en mitades, que recreaban una suerte de cordón y de pretendida decoración.
Ingresando, a la derecha se distribuían los grandes canteros con plantas ornamentales y flores y un poco más hacia la Hipólito Irigoyen, que en esa época se denominaba Ituzaingó , podían apreciarse hamacas y sube y bajas y un antiguo ejemplar de algarrobo que servía de sombra protectora a los que se lanzaban a divertirse con juego como la mancha o el “libertado”.
Era tierra seca que permitía a las mujeres practicar a la rayuela y a los varones los distintos juegos de bolitas y trompos.
En el esquinero de Mitre e Irigoyen estaba la canchita de fútbol donde se disputaban los partidos durante la hora de educación física y los sábados cuando, con permiso previo de la dirección, se organizaban encuentros inter turnos o inter grados.
Detrás de la canchita, se ubicaba un par de sanitarios para varones y mujeres y hacia la Irigoyen el sector donde se hacían las prácticas de granja.
Los alumnos identificaban sus tablones con un pequeño cartel de madera.
Y era un verdadero acontecimiento y un acto de responsabilidad plena el organizar cada uno de ellos preparando la tierra, distribuyendo la semilla, realizando los trasplantes pertinentes y sobre todo asegurándoles el riego.