La apicultura, actividad rentable que despierta pasiones en Villa Dos Trece

Villa Dos Trece es una zona que se destaca por sus cualidades productivas, y una de ellas es la apicultura, que en años buenos es altamente rentable, aunque con la particularidad de la pasión que despierta en quienes cuidan con celo a las abejas productoras.
Han conformado con apoyo del gobierno provincial y la comuna local una asociación que construyo una sala extractora equipada, y mucha de la miel de la zona llega a mercados externos, sobre todo por sus condiciones totalmente naturales, muy apreciada en el mundo y le dan un certificado de extra-.calidad.
Por ejemplo, en la colonia El Zapallito, Javier Rhan con sus jóvenes 37 años recuerda que nació junto a las picaduras de las abejas alentado por su padre Rodolfo, y el proceso fue creciendo que llevo a que tengan su propia carpintería donde fabrican sus cajones para las colmenas, significando que su producción está en alza y es la actividad que les da el sustento a sus familias.
Destaca que además de las abejas que viven en las colmenas bajo la atención de estos, son excelentes polinizadores. En la zona contribuyen a polinizar el zapallo, la sandia, pasturas e incluso en los arboles.
Cuenta que “la primera cosecha de la miel la hacemos a mediados de octubre, y si viene bien la temporada luego en febrero”, donde el clima juega un papel preponderante, hasta las lluvias tiene su incidencia. “Este año viene bien, en un mes veremos si la incentivamos un poco a las abejas (se preparara un jarabe para alimentación con azúcar y agua”, cuenta apasionados los hermanos Rhan.
Comento asimismo acerca de estar incursionando con la variedad de una abeja sin aguijón que la llaman “Rubiecitas” y que produce una miel con propiedades medicinales, y su valor es mayor a la tradicional. Sobre todo se afirma que esta miel tiene usos en quienes padecen infecciones intestinales, contribuye a atacar las infecciones en diabéticos.
Incluso explican que su costo elevado se sustenta no solo que es empleada para aliviar distintas dolencias, sino que estas abejas producen escasos un litro por año en cada cajoncito que se adecua para ellas.
Eduardo Majevsky, unos de los más de veinte miembros de la Asociación de Apicultores de Villa Dos Trece, muestra con orgullo la sala completamente equipada para la extracción de miel y que construida en el 2015. Cuenta con dos extractoras importantes, tiene una desoperculadora en frio y otra en caliente, una batea grande. “Todo este equipo se utiliza para la extracción de la miel que se produce en la zona”, indica, señalando que la mayoría de los apicultores son pequeños productores que cuentan entre 50 y 100 cajones cada uno, ponderando que “estar asociados nos potencia para generar un volumen que nos permita llegar a mercados locales y regionales, incluso y dado que producimos una miel de muy buena calidad que es exportada en tambores de 335 kilos”.
Mario, quien entusiasmado por su tío “Rudy” Rhan comenzó a los 8 a incursionar en su relación con las abejas, dijo que desde los 18 años inicio sus tareas en la actividad y llegar al millar y medio de cajones productivos.
“Es una trabajo muy demandante, tiene sus buenos y malos años, pero hay que remar como cualquier actividad, me permite vivir con mi familia y dar trabajo a otras personas”, destaca.
Como otros apicultores pondera las cualidades de estar produciendo una “miel toda natural, nuestras colmenas están en pleno monte y su coloración y sabor depende de la floración. Todo lo que es miel de algarrobo, guayaibí y espina corona es una miel clara, pero la de urunday y quebracho es más oscura”, incluso comenta las particularidades propias de las que proviene de los montes bajos de enredaderas y camalotes.
Conto que “el consumo está creciendo. Antes no podía vender un tambor de más de 300 kilos, el año pasado deje 54 tambores y para agosto vendí todo”, significo, parta quien el año viene bastante difícil, sin embargo confía en un escenario que mejorara.